San Pedro Verde Cercano

Un block para compartir junto al de poesía.

jueves, 24 de enero de 2019

Palabras...

 Tus palabras son como el peso de las mariposas,
 lacerantes bolas de algodón,
 tanto daño; no tienes perdón.

 Sigilosas, resbaladizas hacen eco en mi corazón;
 vas a la deriva blasfemando sin piedad susurro inertes que no llegan al final;
 como río que no encuentra la periferia siguiendo su cauce, dejando su estela.

 Así me quedo como mariposa muerta, alas en reposo…
 lacradas en lenta agonía,
 mientras tus palabras siguen a la deriva…

lunes, 8 de febrero de 2016

Engaño....

Corazón roto,
ensayas una mentira,
sonríes con vanidad...,
tu mundo debe seguir igual...

Qué importa si lloras,
si a pedazos caes,
a nadie le importa
tu coraje y soledad.

Prodigas acaramelados
 gestos de amistad,
sonriendo a la vida
donando caridad

Concedes misericordia
ante la cruel verdad
...el engaño ha destrozado
tu corazón virginal

Sigues suspirando,
trepidando...
Tu mundo se ha roto;
 ensayas una verdad
que tapará con ilusiones
ese mundo que no volverá.

Kira
(Dibujo de Else Cuerda)



miércoles, 29 de octubre de 2014

EL COLLAR DEL GIGANTE

Encuentra el niño un collar muy largo...  de perlas negras brillantes en un cajón de la cocina de su abuela Clota.

Maravillado ante semejante  hallazgo, dice con vos alegre: abu!! Encontré un collar!!!
 Seguro que es de un gigante.
-Sí Nacho, es del gigante que se quedó dormido y nadie sabe quién se lo quitó.
El niño lleno de intriga pregunta: abu, ¿vos sabes qué pasó?
-Sí, Nacho, sí quieres te cuento…
Y así nace...  El gigante y su collar de perlas.


En un campo, cerca de grandes barrancas  vivía un gigante. Un enorme señor con su barba blanca   y ropa colorida,  lo único negro que tenía era su collar.
Jamás se lo quitaba, ni para dormir, ni cuando se acordaba que tenía que meterse en el río para lavar su gran cuerpo.
Nadie sabía de dónde había sacado semejante collar, como él hablaba poco, la gente no le preguntaba.
Iba y venía por los campos, los bosques, los montes siempre,  siempre llevando aquellas perlas negras que tanto amaba.
Hasta que un día... de tanto y tanto andar se quedó completamente dormido, pero muy muy dormido.  Cuando despertó, estiró sus largas piernas, sus brazos enormes que casi tocaban las nubes, sacudió su larga cabellera. Empezó a caminar...  hasta que se detiene bruscamente, tocándose el pecho,  se da cuenta que no lleva su precioso collar, desesperado corre hacia el lugar donde se había quedado dormido.

Busca y busca entre las ramas, corta los yuyos con sus grandes manos, sopla la tierra con toda la fuerza de sus potentes pulmones y nada…. El collar no aparecia.
Mira y mira... tratando de descubrir un intruso, pero no hay nadie, absolutamente nadie, ni siquiera un mosquito. Grita con todas sus fuerzas preguntando ¿dónde está, quién lo tiene?  Es mío!!, mío!!, voy a recorrer el mundo si es necesario pero lo voy a encontrar!!…
Y así comenzó a escarbar cada trocito de la tierra. Trepando los árboles por si algún pájaro lo tenía, pero los días pasaban y el collar no aparecía.
Cada día estaba más y más triste,  no comía, no cantaba, sólo se escuchaba el gran rugir de su enojo y desde lejos, se veía el polvo del camino cuando arrastraba sus pies cansado de tanto andar.
Hasta que un día se quedó sin voz… sin fuerza para seguir caminando y preguntando por su joya tan querida.

Aquellos animales que lo conocían, sentían tristeza por el gigante y no encontraban forma de ayudar, nadie sabía quién le había robado el collar. Se miraban unos a otros pero sin hablar; todos desconfiaban de todos y así se armó un gran alboroto entre los animales  porque no sabían qué había pasado.

Hasta que una vieja lechuza chistó tan fuerte que se la escuchó en todas partes, los animales hicieron silencio y escucharon el mensaje del ave más vieja del lugar: no discutamos, ayudemos al pobre gigante a recobrar la alegría, me da mucha tristeza verlo tan, pero tan abatido.
Y así comenzaron  a charlar entre ellos, preguntando quién podría tener el collar.

Lo buscaron entre el pelaje de los caballos, entre las coloridas plumas de pavos y gallaretas, entre los duros pelos del pecarí, entre las suaves plumas de tucán y dentro de la enorme boca del yacaré, nadie quedó sin ser registrado, pero el collar no aparecía... y el gigante cada vez estaba más triste.
No dormía, no comía, no salía a caminar y no se movía de donde hacía mucho tiempo se había sentado a descansar.


Cerca del campo donde vivía el gigante había una escuela; los niños del lugar observaron que las aves no cantaban alegres como otros días, las mariposas no desplegaban sus alas de colores y las nubes se veían siempre oscuras como cargadas de lluvia, ¿qué estará pasando?
Hasta que un niño que apenas hablaba de sobrenombre Tito les dice: mi abuela me contó que un gigante perdió un gran collar de perlas negras  y no lo encuentra. Todos están buscando, pero nadie sabe dónde está.
Entonces; otro niño pregunta: no quieren que vayamos hasta dónde está el gigante?
Todos a coro preguntan ¿y para qué?
Tengo una idea, les dice: ¿vieron esa planta enorme que está colgando en la casa de mi tía Laura? ¿Esa que cuelga y que le cortamos las pelotitas?
Sí, dice uno de los niños que escuchaba con atención; pero esa es verde,  el collar del gigante es de  perlas negras.
No importa... le diremos que el collar se transformó en una hermosa planta. Como pasó mucho tiempo... las perlas se transformaron  y un día volverán a ser negra y será como el collar.

Cuando todos se pusieron de acuerdo sin que nadie los viera se llevaron la planta de la tía Laura hasta el lugar donde el gigante se había quedado dormido.

Los animales  observaban silenciosamente, no querían interrumpir el plan de los niños ni tampoco alertar al gigante dormido.
Los pequeños con mucho esfuerzo llevaron la gran planta y la pusieron justo donde el gigante había apoyado una vez, su cabeza para descansar.
Volvieron a sus casas, esperando ver reaccionar al gran hombre.

Los días pasan... y pasan... intrigados los niños  no sabían cómo hacer para enterarse de alguna novedad.

Los animales seguían igual, nada indicaba que el gigante había visto la planta que crecía verde, hermosa, como si supiera...

Hasta que otra vez a la sabia lechuza se le ocurrió una  idea:
Despertar al gigante y llevarlo hasta donde crecía la planta.
¿Para qué? Preguntaron a coro los niños.
Le diremos que su collar se transformó en esa hermosa planta verde.
Seguro que recobrará su alegría.

Fueron hasta donde estaba el gigante con mucho temor, cuando llegaron se encuentran con una sorpresa; el gigante estaba muy alegre y sin entender qué estaba pasando,  con voz temblorosa le preguntan: ¿qué pasa que ríes así?
Ja ja ja, soy muy feliz!!!!  Soñé que mi  collar se transformó en una hermosa planta, tan bonita como una mujer y la llamé Rosario.
Los niños preguntaron:  ¿dónde está tu planta?
El gigante rascándose la barba, muy pensativo dice: no sé, tendré que salir a buscar, en algún lugar debe estar.

Entonces una  lechuza  dice: sé dónde puede estar; desde el cielo mientras volaba vi brillar unas hermosas perlas verdes donde una vez te quedaste dormido.

Todos corrieron al lugar, sin  poder alcanzar al gigante que caminaba con pasos enormes, porque sus piernas eran  muy largas. Cuando llegaron al lugar vieron la planta de la tía Laura que colgaba desde el barranco ostentando sus perlas  como si fuera un hermoso collar y así el gigante dejó la tristeza, la melancolía para ser feliz junto a Rosario, su planta.

Nunca se enteró que al collar se lo había quitado una viejita que vivía con muchos perros, que se lo había regalado a Doña Clota porque esta era muy buena  y siempre le regalaba ricos platos de sopa con fideos cabello de ángel.

Es así como ese collar común y corriente pasó a ser una joya de mucho valor por todo lo que significó calmar al enorme gigante, que siguió viviendo muy feliz mostrando su planta a todos los peregrinos del lugar.


KIRA






jueves, 28 de agosto de 2014

DEBILIDAD

Mirada oscura hundida en el tiempo que se va;
 queriendo borrar las huellas pasadas
aquellas que desataron un cruel amor.
Persiste en la penumbra
de su triste soledad
aunque el sol alumbre...
y en el horizonte se va,
queda agazapada en la oscuridad.

"KIRA"

viernes, 18 de julio de 2014

Aquí...allá

Desciendes…
 Rodeas el mundo y
 te vuelves a elevar…
Buscas en el cielo,
 la quimera felicidad
Acompaña  tu risa,
la locura terrenal
Escapas cuando puedes
para no enfermar,
de  locura, con la humanidad
que cabalga en necedad.
 Este mundo... un tránsitar
Un camino, un vivir
que no sabemos descifrar…
"KIRA"



jueves, 10 de julio de 2014

Amor Prohibido

La negra noche no delataba las formas fantasmales de los seres que rítmicamente cantaban unidos a las caricias del viento tan caliente  y suave como miga de pan.

El arroyo no entonaba su canción, la quietud lo tenía amordazado, la serenidad noctámbula aprisionaba su garganta y solo atinaba a deslizarse como escurridizo hurtador hasta llegar a la gran boca del Paraná.

La distancia era marcada por el tic tac de su pequeño corazón por la oscura linfa, útero de camalotes, amantes de quejosas e insaciable canoas que se dejan acariciar buscando desesperadas mitigar el deseo de hundirse en las entrañas profundas de color marrón.
Canoas con brazos en descanso perezoso sobre su  columna transversal.

 El tiempo  parece no pasar y ahí en la oscuridad, en la opacidad sus ojos interrogantes parecen atravesar la distancia caprichosa que se niega a predecir si su magno varón se acercará al fin.
En el inestable muelle de madera, víctima de la naturaleza, espera, suspira y ni las estrellas pueden calmar el deseo que se quiere escapar  de la aterciopelada cavidad, ávida de gritar, ¡ven, apúrate, amado varón!

Los faroles acusadores asesinos de la quieta soledad no se dejan ver, pero ella sabe que falta poco para que sus destinos converjan más allá de la edad.
Lo sabe, se lo revelan los gritos angustiosos de seres obligados a dejar presurosos la modorra de una y tantas noches que los cobija y les da libertad.
Seres agoreros levantan vuelo, desplegando su grima ante la invasión, son sus lamentos los que llegan a su corazón esperanzado por verlo llegar.

Desde hace meses espera cada noche la señal delatora de su proximidad.
Unida al muelle en total quietud, le asusta que las viejas maderas protesten con sus acostumbrados rechinar.
Nada debe delatar su presencia en el lugar.

Atrás, a pocos pasos, pero a su vez totalmente lejano el lenguaje de ellos, con lenguas opacas, celestiales, rencorosas, cansinas, melodiosas, malignas, sórdidas, ilusas, meditativas, ebrias todas ellas, unidas por el diabólico líquido de engañosas esperanzas, anulador de voluntades, atiborrados de discursos oscuros como el tinto que consume sus cerebros y embota sus sentidos.
Ahí estaba… parte de su mundo, entre ellos… un mundo impregnado con aroma a tabaco y anís.
Cada noche su adolescente mirada siguiendo la curva de cada paso, de cada tropiezo, perdiendo la compostura de la dignidad machista hasta desaparecer en la oscuridad.

Existía algo más, lo percibía, ese no era del todo su mundo, se negaba a que lo fuera, sentía que había algo más allá de los juncales y el Paraná.
Sabía que podía ser diferente, fascinante,  quizás hasta prohibido, un mundo que su padre le negaba sin consideración.
No quería aferrarse a la idea de tener que negar la existencia de ese algo más.
Su amado le enseñó las primeras imágenes brillantes, atemorizantes en un arrugado papel que le sabe a terciopelo y que celosamente guarda en su estrujado bolsillo para seguir soñando cada tarde con la promesa de libertad.
Lo espera con ansias, Él es el único que sabe prodigarla de verdadera alegría, sabe cómo extraer su auténtica identidad, cobijándola, amándola, más allá de aquél que le dio la vida, que la ayudó a crecer en soledad, sin amigos, brindándole lo que creía necesario pero que ya no bastaba para ese corazón, para ese rincón del alma que suspiraba ilusionado con las zozobras del amor, de la pasión, a la  espera de un silbido sin igual que se perdía entre los juncos y el cañaveral.
El pequeño bote es sombra y nada más, sigiloso, sereno, acercándose a destino, cómplice del amor callado que ya no quiere esperar.
Sobre el muelle ve a su ninfa, a su musa, a la dueña de su corazón y es cuando comprende que sólo les queda dejarse llevar a las profundas aguas del río llorón, donde eternamente vivirán, unidos por el gran amor que nadie entendería por ser la niña y el viejo pescador.
Su viejo y pequeño bote, único testigo de los que llaman tragedia y terquedad, una mañana triste aparece solo en el Paraná.
Y… una niña de quince, un hombre de edad unidos en un río que ya nadie quiere navegar, donde sólo cantan los agoreros de la oscuridad, testigos de aquél amor prohibido, censurado  y maldecido sin piedad.
Cuentan los lugareños que en la boca del Paraná se abrazan dos arroyos y no se puede navegar, se arremolinan sus aguas, se apresuran a devorar a quien osa interrumpir el gran abrazo de la niña y el pescador que unidos en soledad se alejaron de este mundo en un abrazo celestial.

"KIRA"

miércoles, 9 de julio de 2014

Filosofía...

Eterna palabra escondida
en el baúl de los recuerdos
donde el polvo y la oscuridad
te aplastan sin piedad.

¿Qué sentido tiene la vida,
sino existes filosofía?

Hoy te recuerdo eternamente feliz
en los brazos de Sócrates, Aristóteles y Platón.
Con ellos danzabas, girabas y girabas,
buscando, hurgando, preguntando
por donde salir
y no quedar atrapada
en tu Grecia amada
y allí morir.

¿Quién pudiera filosofía
entender tus encantos?
¿Quién pudiera filosofía
morir preguntando?

Alma joven, corazón marchito
¿Qué importa?
Si en ellos vives, cuestionas y  ríes.

Filosofía, que me llevas
por el camino marcado,
me conduces hacia el cielo
con  trampas y pecados.

Filosofía,  amalgama
de luz y oscuridad,
 niña traviesa
dispuesta a jugar,
 burbujas  que brotan y brotan
de nuestro diario hesitar.

Filosofía..., empuja, empuja...
que algún día saldrás
del baúl que te oprime
y no te deja respirar.

Filosofía...
Te  esperamos, te añoramos,
sabemos que te encuentras
en ese diario preguntar


¡Qué vacía la vida
si no estás filosofía!

"KIRA"


Ya no estás...

El silencio me atrapa,
me lleva al más allá
para evocar tu risa clara
¡qué tristeza, ya no estás!

La nostalgia  trae recuerdos
de un ayer, donde el gozo y el amor
burbujeaban con pasión.

Ojala pudieras a mi sendero regresar
donde quedaron mis pasos
y los tuyos ya no están.

La música me envuelve,
me hace lagrimear
recordando tus ojos claros
¡qué tristeza, ya no estás!

En un pedazo de cielo
te busco sin cesar
entre las nubes
juguetonas, te veo bailar
pero las estrellas me gritan
¡qué tristeza, ya no estás!

"KIRA"

martes, 8 de julio de 2014

Hombre....



Hombre, ¿tú quién eres
para que así actúes
para que así te sientas
dueño de los demás?

¿Hombre, ¿tú quién eres
para que así violentes
para que nunca pienses en la felicidad?.

Hombre… sólo el Señor
te ha dado el poder que ostentas y dominas
 que por error humano
conviertes en vanidad.

Piensa, reflexiona,
mira el más allá,
sentirás que la humanidad
sufre con aquél que sufre,
ríe con aquél que ríe,
no todo negro está.
Mucho el mundo  espera de ti
¿qué haces?, ¿por qué  no das?
¿por qué  no devuelves
la misma moneda  por caridad?

En la vida, no solo hay rosas,
 las espinas también están.

Hazte vida de tu hermano
y en hombre te convertirás,
entrégate como Cristo
su reino encontrarás.

"KIRA"



lunes, 7 de julio de 2014

Sólo una vez...




La casa  pintada de rosa, con ventanas oscuras...
Fermín sólo la vio una vez, pero desea retenerla por siempre.
Ya no podría olvidar las piernas largas y las trenzas adornada con hilos de colores.
Es sólo una niña, repetía una y mil veces.
¡Suerte que tenía una concesionaria de autos!! Qué papelón, que lo viesen pasar todos los días a las 07:30 hs y a las 13:00 hs por el mismo lugar.
Él… un hombre serio, de negocios y con una reputación no muy halagadora entre polleras y menos entre sus pares a quienes les entretenía a sus mujeres más de una vez.
Todas queieren estar con Fermín y Él no se hace rogar.
Los hombres lo envidian, lo celan, pero no le temen, conocen su encono con las ataduras casamenteras e idilios formales.
Pero esa niña lo tenía inquieto.
Miranda no está ni enterada de su admirador secreto. Todos los días sale 7:20 Hs para llegar al colegio y regresa 13:00 Hs.
15:00 Hs. Vuelve a salir para cumplir con otras tareas, apenas termina regresa a su hogar sin dudar.
De noche no acostumbra a salir, ni siquiera con las amigas.
Martes, 14:00 Hs. Fermín decide tocar la puerta de la calle Zapiola 430.
Por un día… ¿Quién sabe? Se convertiría en un simple vendedor.
Miranda escucha el timbre de la casa ¿quién será?
 Su madre no pasó una buena noche y apenas si logra hacer dormir a su pequeño hermano. No espera a nadie.
 Antes de que el timbre vuelva a perturbar el silencio del hogar se apresura  y con desconfianza abre la mirilla.
Se queda sin palabras, no espera encontrar semejante hombre frente a su   puerta.
Él la mira tratando de no revelar nada en sus facciones, pero con la mejor sonrisa, saluda primero. Ambos sin saberlo midiéndose palmo a palmo.
Fermín toma conciencia de que ella es realmente una niña, más aún lo confirma cuando abre tímidamente la puerta vistiendo pantalones cortos, remera al descuido y su trenza enrollada.
 No siente culpa alguna.
 Miranda lo observa con rubor.
Al fín! Él habla, explica que está vendiendo.
Se hace difícil no mirar, son tan lindas las cosas que vende!, todo le fascina, todo es muy especial, pero no puede comprar ni un alfiler.
 Miranda levanta los ojos del paño de muestras encontrándose con la mirada  oscura del vendedor que la observa de manera especial y el instinto le dice que tenga cuidado, se asusta antes  su propia alarma, no entiende…
 Nerviosa le explica  que no puede comprar nada, que la disculpe.
Él observa y absorbe cada detalle en las facciones de la niña y desea con toda el alma besarla allí mismo.
Miranda no sabe cómo comportarse, se siente tonta e insignificante, tampoco puede decirle porque no compraría nada.
Fermín se da cuenta que la incomoda, se disculpa y casi retirándose decide dejarle unos aretes hasta el día siguiente, para que ella se los pruebe y de esta forma tener una excusa para regresar.
Qué edad tendrá? 16, 18, 20 ¿qué importa? Si Él con sus 36 estaba hecho un pelele.
Miranda no puede hacer otra cosa que mirar y sentir el peso de los pendientes que Él había depositado delicadamente en sus manos.
Tiene dos o tres amigas, pero a ninguna le cuenta lo de este vendedor, siente como cierto recelo o temor.
Fermín esta dispuesto a conquistarla; primero tiene que estar seguro ¿qué busca en realidad? No sabe por qué, pero no quiere una aventura, se burla de sí mismo, pero no cambia de parecer.
Miranda esta inquieta, no ve la hora de llegar a su casa, las horas escolares se le hacen una eternidad, sus profesores detectan la inquietud  de la alumna y preguntan que está pasando, ella dice estar agotada y no se habla más del tema.
Como siempre al llegar al hogar, arregla el almuerzo, se lo alcanza a su madre más temprano que nunca. A su hermanito le cuesta dormir la siesta acostumbrada,  ella necesita que sí o sí se duerma para poder descansar y estar sola un rato, con esa soledad que necesita el corazón para encontrar el equilibrio justo y no estallar.
Por fin a las 15.30 HS. tiene todo en su lugar, preparó café, aromatizó el ambiente y puso una canción en la vieja consola, cosas que solía hacer cuando era feliz y esta vez lo era.
No quería detenerse a pensar.
16:00 hs., el timbró no sonó, 16:30, nada, ningún sonido de la calle se filtra, por lo que se siente incómoda, tonta, ante la pregunta que sin querer martilla en su cabeza ¿vendrá a buscar los aretes?
17:00 Hs. Por fin el timbre irrumpe el silencio opresor de su hogar, no se apura por llegar a la puerta, no quiere que la perciba nerviosa, camina despacio y con fingida serenidad abre la puerta ¡no era el vendedor!
¿Qué pasa? Se irrita con su amiga como si fuera la culpable de su inquietud. Trata de calmarse, de no aparentar ansiedad y contrariedad.
Su amiga se va, sin que Miranda  haya comentado nada absolutamente nada.
Mientras tanto Fermín, no encuentra excusa para   finalizar la odiosa reunión, no puede concentrarse, se siente inquieto, infeliz.
Su amigo, su único amigo lo observa y esta muy seguro que algo no anda bien,  lo conoce lo suficiente. No pregunta nada, espera que Él cuente, que hable, que revele su malestar como siempre mediante un café.
Pero no hablaron, ni ese día ni en los siguientes.
Fermín decide no ir por Miranda, lo pensó hasta quedar agotado y llegó a la conclusión de su miseria,  no puede acabar con la tranquilidad de la niña, pero su interés por ella va más allá de toda razón.
Percibe que algo ha cambiado en la niña, su andar lento como si arrastrase pesar en sus pasos ¡qué ganas de correr, abrazarla para disipar toda tristeza, llenarla de besos y arrancarle solo sonrisas. Sólo debe conformarse con disfrutarla de lejos.
Ambos siguieron con su vida…
Ella se quedó con los pendientes y Él se ahoga en su trabajo, no sale, no corretea detrás de las mujeres y su amigo está preocupado.
¿Estará enfermo? Problemas de negocios, sin duda no son, todo el mundo sabe que Fermín es extremadamente cuidadoso y no se deprime por los inconvenientes que pudiesen surgir.
Pasaron más de 15 días y nuevamente uno de los coches 07:30 Hs. circula por Zapiola 430, la ve salir con un niño  tomado de su mano con total naturalidad, la sigue hasta la guardería, luego a la escuela y decide que ese día iría a buscar sus aretes; ¿qué importa la edad, el pasado, cuando un nuevo sendero se abre como oportunidad? Sólo quiere amarla por el resto de los días.
Miranda está muy cambiada según sus compañeras de curso, no es la misma parlanchina, ruidosa, ya no es la alegría del salón, se encierra en sí misma alejándose de todos.
Se percibe su tristeza, una tristeza que no termina con el día, queda atrapada en su corazón, al que siente muy pesado y teme no poder cargarlo un día más. Una angustia diferente a las anteriores le causa dolor de estómago, siente más allá de su alma que necesita ver al vendedor, que lo necesita sin entender por qué, siente que el destino es cruel, está muy enojada, pero no puede seguir así; su madre…, su hermano la necesitan, ellos son su vida, su mundo, se propone  poner punto final a semejante turba emocional.
Sábado… decide escuchar música, limpiar, ventilar y sacar toda la tristeza de su escondite, cerca del mediodía toma conciencia de la hora y de que la tristeza ya no habita en su corazón. Tiene mucho por hacer, convencida de esta reflexión no se detendría  hasta terminar.
A media tarde, el timbre repiquetea y se mezcla con la música de Zapiola 430, tarareando la canción y con las manos sucias de tierra abre la puerta y queda paralizada por el asombro y la emoción, no podía hablar, pero con la mejor sonrisa lo hace pasar, olvidando de ser cuidadosa, hablando a borbotones.
Ambos están felices, pero sin encontrar las palabras justas para expresar esa felicidad. Fermín no puede pensar, sólo la mira como queriéndola atrapar, encerrarla entre sus brazos y su amor.
De pronto ella gira y sin darse cuenta que tan solo los separan dos pasos y no pudiendo retroceder, descubre que el aroma masculino la embriaga, la deja clavada en el lugar.
Él no puede evitarlo, estira su brazo atrayéndola hacia su pecho y su corazón, con lentitud, con dulzura, dándose cuenta que ella le corresponde, se siente halagado, dichoso.
Miranda descubre que su corazón no miente, siente que es lo correcto, que lo desea con todo su ser y en un suave movimiento termina acercándose a Èl, ofreciendo su mirada cándida cargada de tibieza y amor. Sus ojos color canela se funden en la fiebre del deseo pidiendo mucho más.
Ambos se dejan ir, dejan que la felicidad los consuma.
Él trata de ser cuidadoso, de no abrumarla con su pasión.
Se miran, se tocan, pero no hablan….
Sienten que deben dialogar, Miranda en suave reticencia lo acomoda en el sofá, Fermín sabe que llegó la hora de la verdad, le cuenta que no es vendedor, que los aretes fueron  excusas para acercarse, que desde que la vio la primera vez quedó prendado y no la pudo olvidar.
Miranda, habla sobre su madre, sobre la enfermedad que la mantiene postrada gran parte del día, de su hermanito Mateo, de su padre que hace meses dejó de existir por cosas de la vida y de un fín de permenores que formaba parte de su diario vivir.
Él está muy seguro...  quiere amarla y respetarla más allá de todo, más que a nadie en esta vida y aunque sea SÓLO UNA VEZ llegar a destino siendo feliz.

"KIRA"







sábado, 5 de julio de 2014

Almohada...

Almohada…

Eres el último rincón del peregrino,
que busca dejar su aliento cansino,
balbuceando nombres
salivando sueños
que no llegan a destino.

Confidente mustio
entre tantos que pasaron
buscando  consuelo entre el gris de tus plumas.

No tienes dueño… arropada estás
con cientos de historias
que acumuladas están
entre  hilos que envejeciendo van.

Al compás del peregrino
que deja su risa, su dolor
invocando suavemente un secreto de  amor.

Ahí en tus costuras
se dibujan huellas sin nombre.
Con  lagrimeos derramados
te dejan surcos constantes
 sin color, aroma, ni sabor.

Almohada del peregrino,
no tienes rostro, no tienes  voz.
Confidente silencioso
de   errantes almas  buscando amor,
queriendo matar el destino
 antes del amanecer divino
que dibuja la cruel verdad.

KIRA


martes, 1 de julio de 2014

MUJER...

Mujer de largas ausencias,
de horizontes dormidos,
buscas en lánguidas huellas
un buen nido para el olvido.

Deja que el viento despeine
tus trenzas de noches negras
que borre y arrastre como malón
tus angustias y desazón.
Deja que aniquile tu melancolia,
de tiempos turbulentos.

Mujer... No castigues, no oprimas
no culpes  a tu corazón
sólo quiso amar más allá de la razón.

Mujer...
Que el sol caliente tu carne dormida,
que se desvelen tus estaciones sin vida,
que la ventisca  te lleve por los caminos
de lavanda, jazmines y tilos,
que renazca en cada paso
una nota de suave trino;
 volver a renacer...
 encontrar la mirada
que se posó en tu ventana
 una noche de luna clara.

KIRA



domingo, 29 de junio de 2014

ESPERANZA...

Pasa alma dormida...
no aguantes
locuras vividas.
Corazón estrujado,
carcomido y lacerado.
Soledad... mar... desierto,
planeta deshabitado,
gigante de piedra,
anillos acerados,
espacios encadenados,
sublime majestad,
de noches sin igual.

Puente de plata,
semillas de esperanzas,
camino de alameda,
lienzo de suaves matas,
alma joven,
que reza por su libertad.

KIRA (29-06-2014)

viernes, 20 de junio de 2014

BÚSQUEDA

Su mirada se poza
más allá allá del horizonte
buscando con persistencia
la presencia de ese hombre.

Busca entre la flora
que acompañó su andar
entre la fauna chillona
que no pudo acallar.

Busca en las profundas
aguas del Paraná,
en la costa bravía
que aguanta la tempestad,
de un viento Pampero
que trae humedad.

Su mirada se pierde...
en Lechiguanas y su forestal,
donde ese hombre
marcó un camino de
recuerdos y amistad.

Busca en las entrañas
de las islas y el totoral.
Busca y espera
algún día escuchar
las cuerdas de su guitarra
marcando el compás
de su canción favorita
Mi perro y el zorzal.

Busca y espera
que alguien cante,
la simple verdad
de un hombre triste
que murió en soledad.

KIRA



sábado, 14 de junio de 2014

Desamor

Vida desnaturalizada,
marcaste un destino
que llevó a preterir
al más grande amor
que ausente en ser virtud
torció un camino
dejando en su ombligo
un recinto agonizante
dónde nunca despuntó
la hebra del amor,
que pudiera asedar
al retoño contumaz
que persistió en su locura
de crecer sin mamá
 KIRA